lunes, 30 de diciembre de 2013

En Navidad, todos somos buenos.

Por Mercedes Becerra Martín

Es el penúltimo día del año, y por ello se hacen reflexiones. Reflexiona un niño escribiendo su carta a los reyes, reflexiona un anciano, reflexiona un estudiante, reflexionan las empresas...
En esta época son multitudes de empresas las que se "vuelven buenas" y hacen infinitudes de eventos benéficos (desde cenas hasta conciertos), donativos...etc. Futbolistas acuden a los hospitales a llevar regalos a niños.

Con esto, no critico el buen propósito de cada una de estas organizaciones, sólo que desde otro punto de vista me parece que sería mejor hacerlo no porque sea una fecha señalada. Hacerlo a menudo, sin porqués. Ofrecer un plato de comida caliente al indigente, ofrecer un hogar, en pleno mes ordinario como es Febrero, sin fechas señaladas. Es irónico cómo hasta el mismo Rey, emite por Navidad un discurso dirigiéndose a los ciudadanos, con un sinfín de propósitos, que se dicen en Navidad y luego parecen ser olvidados... 

Os dejo aquí una pequeña historia que he encontrado sobre un mendigo, "Qué buenos somos...en Navidad"

Su vida le había pegado duro, muy duro, con su mazo. Sencillamente no había tenido suerte, aunque la buscase con ahínco, y, sin remedio, un mal día se vio mendigando por las calles un pedazo de pan.
Consiguió cobijo, como otros tantos, en un sucio portal. Su cama era un trozo de cartón y otro su manta. Día tras día, mes tras mes, durante tres años, se arrastraba sonámbulo, sin rumbo, sin esperanza, sin destino. Cada noche hacía recuento, y se sentía feliz de vivir. Ése era su fin, sólo vivir.
Aquella fría mañana, cuando despertó, descubrió a su alrededor una serie de paquetes de regalos. Entonces cayó en la cuenta, era Navidad. Sonrió amargamente y, uno por uno, fue arrojando aquellos regalos en el contenedor de basura cercano.
Los mismos que durante todo el año le negaban incluso un pedazo de cartón, hoy le cubrían de presentes.
¡Hipócritas! gritó, y se alejó, arrastrando su desgracia por las calles llenas de júbilo y abrazos fingidos.




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