martes, 1 de octubre de 2013

Hay que replantearse la vida....

Hace unos días tuve la oportunidad de ver uno de los programas de televisión más demandados actualmente en la sociedad. "Callejeros viajeros" es un programa encargado de trasladarnos a cualquier lugar del mundo enseñándonos costumbres, zonas turísticas, informarnos sobre el ámbito cultural...así como sus gentes y vida diaria. Son protagonistas ciudades como Punta Cana, Cuba y Cancún, desde un punto de vista turístico y llevando el mismísimo paraíso a nuestras casas. Por otra parte, ciudades como Nueva York y Dubai, desde un punto de vista económico, trasladándonos al lujo más exquisito de nuestro planeta.

"Callejeros viajeros, Manhattan el lujo en estado puro". Manhattan, dónde se encuentra el pulmón de Nueva York, Central Park. Dónde encontramos barrios exclusivos como el Upper East Side, dónde se encuentran los ejecutivos y economistas más importantes del mundo, Wall Street. Todo lo que pueda decir acerca de aquel reportaje es poco. 
Fue aquel el programa que me llevo a pensar que necesitamos "replantearnos la vida". Se trataba de la sección en la que nos iban mostrando los barrios lujosos. Un señor mostró su enorme mansión con todas las comodidades que el dinero puede comprar. Mientras sus hijos correteaban por las habitaciones, el hombre confesaba a la presentadora que casi todas las semanas pasaba varios días de viaje en el extranjero y que los niños estaban a cargo de un par de cuidadoras. La presentadora cuestionó su modo de vida preguntándole si merecía la pena, a lo que el tipo contestó sin reparo, "por supuesto, yo tengo un cargo de mucha responsabilidad y requiere sacrificar el tiempo con mi familia".
Esto me llevó a pensar que me gustaría compartir con todo ese tipo de personas el texto que afortunadamente llegó una vez a mis manos. "La historia del pescador mexicano y el americano".
 ¿La conocéis?

Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de México cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios atunes muy grandes. 
El norteamericano felicitó al pescador por la calidad del pescaso y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo. 
El mexicano replicó "Oh! Sólo un ratito."
Entonces, el norteamericano le preguntó que por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces. El mexicano le dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.
El norteamericano volvió a preguntar: "¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?"
 El mexicano contestó: - "Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocas la guitarra con los amigos- Tengo una vida plena y ocupada, señor."
El norteamericano dijo con tono burlón: - "soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediario, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a una ciudad de México, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.
 - "Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?"
- "De quince a veinte años".
- "Y luego, ¿qué?
- El  norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte: "cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones."
 - "¿Millones, señor? Y luego ¿qué?
- "Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero dónde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, hacer la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos. "
          - "Bueno, pero es lo que hago ahora señor. ¿Por qué tento que esperar veinte años?"

Después de esta historia espero que coincidáis conmigo en que la sociedad nos estamos equivocando en algo. PIÉNSENLO.

No hay comentarios:

Publicar un comentario